Problemas caninos
La sexta visita realizada a la Asociación Patitas, el día 5 de mayo, comenzó como cualquier otra, simplemente nos dedicamos a limpiar y arreglar el lugar; sin embargo, al final decidimos jugar con los perros a modo de una recreación rápida, para mantenerlos calmados. Al inicio sonaba como una buena idea, debido a que ya había salido bien en momentos anteriores, pero cuando la pusimos en práctica nos dimos cuenta que en realidad el tema no era tan sencillo. En primer lugar, los perros estaban bastante alocados de manera que controlarlos fue más difícil. Esto me afectó a mí principalmente. Usualmente, llevaba mi cabello amarrado pues esto evitaba que me chocara demasiado el calor del lugar, pero este día lo llevé suelto tanto por prisa como comodidad. Adicionalmente, había llevado shorts en esta ocasión en vez de mis usuales jeans por el calor también. Esto resultó negativo, pues los perros comenzaron a jalarme y morderme, lo cual no me causó heridas graves pero sí fue bastante doloroso. Al mismo tiempo, contribuyó a que los perros pudieran comenzar a apoyar sus garras en nuestros brazos y piernas, los cuales estaban descubiertos. Aquella experiencia, a pesar de no ser especialmente relevante, resultó una gran sorpresa, al menos en mi caso, pues me pudo demostrar que no estaba tan preparada para afrontar la posibilidad del surgimiento de este tipo de dificultades como creía. Así, pude entender que un sacrificio necesario en este proyecto sería dejar de lado opciones que puedan resultar más cómodas o convenientes en favor de nuestra propia seguridad, para evitar que los perros pudieran hacernos heridas más graves.
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