Proyecto Integrado - Día 4
A lo largo de los días anteriores del viaje, como podrá haber sido evidenciado, el enfoque principal de las actividades que teníamos planeado realizar se encontraba en la realización de servicio con respecto a las cuestiones globales de mayor importancia para el contexto específico de nuestro país, es decir, el cuidado medioambiental y la preservación de las culturas originarias del territorio. La agenda planeada para este último día del viaje, sin embargo, estaba mucho más enfocada en otra área de CAS: la actividad.
El plan del día consistía en realizar una visita al lodge ecológico Cashibo, un lugar muy parecido a los clubs campestres que podemos ver en Lima, donde podías realizar distintos deportes acuáticos o terrestres, además de llevar a cabo un pequeño paseo en una zona del local con una vegetación frondosa, de modo tal que pudiera sentirse como un paseo en plena selva peruana.
Nos dividimos en tres grupos distintos escogidos de manera aleatoria, de modo que rotaríamos a qué grupo le tocaría qué actividad para tener así una mayor organización, en lugar que cada uno fuera simultáneamente a lo que le interesaba, pues no solo no había botes suficientes para ello en los deportes acuáticos, sino que también sería más difícil ubicarnos y controlarlos para los profesores. Así, a mí me tocó estar en un grupo que descansaría en tierra su primer turno, probaría un deporte acuático en el segundo, y tomaría el paseo en el tercero.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPzPhnM4SnV55SS8Q6xeP7yPXPm9BKXnrk3uq5AYzUwTBuYwojAUhFYYhXhvBX-EJ-rxkLupEWfCroHLLhngiqYZhW1v_EK3J261dG-HXM5eVq3K2OizmgmcPqnhegfmDZhBN5ScoB3KOC/s320/IMG_6686.jpg)
Durante nuestro primer turno en tierra, es cierto que se debe admitir que nos dejamos caer en el relajo y practicamos mucha "actividad" como tal. Originalmente íbamos a jugar voley, pero primero la pelota salió fuera de terreno del lodge, y la segunda pelota que fue conseguida para reemplazarla era demasiado dura, por lo que cuando vario de los integrantes del grupo comenzaron a sentir dolor o fastidio en sus muñecas y dedos, decidimos parar. Pasamos este turno jugando pequeños minijuegos que el local también ofrecía, como "sapito"; nos divertimos mucho en este momento, pues a pesar de mi grupo no tratarse del grupo de personas con el que usualmente comparto en el colegio, sí existía un sentimiento de cercanía entre nosotros, aquello me permitió apreciar la decisión de formarnos en grupos aleatorios, pues pude percatarme mejor que nunca el vínculo que se ha formado dentro de nuestro salón de bachillerato. Llegó así el momento de pasar a nuestro siguiente turno, donde nos tocaba dirigirnos a los deportes acuáticos. Usualmente no me interesa mucho probar deportes nuevos, pero creo que los factores de habernos centrado en esfuerzo y trabajo los anteriores días, estar de buen ánimo por lo mucho que nos divertimos el momento anterior, y el fuerte calor que sentía, se combinaron para influir en mi estado de ánimo, ya que me encontré increíblemente emocionada por comenzar.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhv1hsKBs9vBmlr3MJb3mUSSgphBx7Igimds2BIQLO1uc6mvrdY2CLe1njWfxpsUANM0d2j8QuhQEKjd11ZB0C20I6J57FFd_JVIzAy-X8YECtGDiwem38-gxxYgUBlEfQyafTgZ9qoeZhW/s320/IMG_6685.jpg)
Había dos opciones de deporte en las cuales podías participar. La primera de ellas era kayak, y la segunda, un deporte que hasta el momento era desconocido para mi llamado paddle, ambos conllevaban el estar en balsas y remar para dirigir la pequeña embarcación hacia donde tu desearas; con la única diferencia que el paddle requería un poco más de habilidad, puesto que se realizaba estando uno de pie, mientras que para el kayak se iba sentado. A pesar que fue interesante conocer el paddle como un deporte nuevo, opté por kayak sin pensarlo dos veces, puesto que reconozco que no tengo un muy buen equilibrio corporal, y temía que caerme constantemente podría arruinar la experiencia para mí. Hacer kayak fue una buena decisión, pues encontré el deporte muy entretenido, direccionar me costó muy poco, pues me desviaba seguido, pero me di cuenta que era porque no estaba cambiando de mano al remar lo suficientemente rápido. La coordinación a velocidad tampoco es uno de mis fuertes, pero verdaderamente me esforcé en poder remar bien, y siento que al poco rato ya le había agarrado el truco. Así, pude desplazarme de un lado a otro del pequeño espacio en el que teníamos permitido remar (pues más lejos la corriente se tornaba más fuerte) y alcanzar a mis compañeros, ágilmente compensando mi demora inicial. Llegó un momento en el cual nuestro instructor se ofreció a enseñarnos cómo tirarnos del kayak de forma segura, y después retornar al mismo. Como hacía demasiado calor, decidí intentarlo también. El problema surgió al intentar regresar al kayak, donde por más que tuve varios intentos seguidos, no conseguía poner suficiente fuerza en mis brazos para impulsarme de nuevo a su interior. Una solución creativa para esta situación fue hacer un intercambio con una de mis compañeras, quien hacia paddle; ella tomó mi lugar en el kayak, y yo usé su paddle para nadar hasta la orilla, usándolo a modo de tabla. Definitivamente me quedé pensando acerca de cómo en verdad mis aptitudes físicas no son las mejores, y he decidido como plan a futuro encontrar la manera de revertir esto.
El tercer momento consistió en una caminata por la parte frondosa del lugar, como ya he mencionado. Durante el camino de ida, un grupo de compañeras y yo nos quedamos atrás, pero decidimos llamar a nuestros compañeros y seguir sus voces como una manera creativa de encontrarlos. La idea en efecto funcionó y pudimos rápidamente encontrarnos con el grupo. El destino al que llegamos fue muy interesante, se trataba de una especie de área de descanso llena de colchonetas y con sus muros decorados con más ejemplos de arte alucinóngena. Me sorprendió de una manera muy positiva el evidenciar como esta manifestación cultural es visible en variados lugares, demostranto una fuerte relevancia para la interculturalidad selvática. Este lugar contaba con un bonito puente también, donde se nos dio permiso de tomarnos fotos. Como el lugar era muy bonito, todos en mi grupo decidieron fotografiar este lugar, pero sin acercarse mucho al borde para evitar el riesgo de caer.
Tras realizar las actividades acuáticas regresamos al hotel, donde nos preparamos de una vez para regresar a Lima de una vez. El hotel amablemente nos invitó unos snacks tradicionales selváticos para probar antes de irnos. Sin embargo, antes de ello había una última cosa que hacer: plantamos dos pequeños árboles en el jardín del hotel, para que crecieran y se mantuvieran allí por muchos años más, como una especie de legado que dejamos hacia la ciudad que acabamos de visitar. Yo pude ayudar de manera directa a plantar el segundo de aquellos árboles, algo que me hizo sentir muy alegre, puesto que no solo sentí que estaba compensando aun más la ineficiencia que presenté en el primer momento del viaje, sino que también me encantó la idea de poder dejar una pequeña marca de nuestro trabajo en el lugar.
El plan del día consistía en realizar una visita al lodge ecológico Cashibo, un lugar muy parecido a los clubs campestres que podemos ver en Lima, donde podías realizar distintos deportes acuáticos o terrestres, además de llevar a cabo un pequeño paseo en una zona del local con una vegetación frondosa, de modo tal que pudiera sentirse como un paseo en plena selva peruana.
Nos dividimos en tres grupos distintos escogidos de manera aleatoria, de modo que rotaríamos a qué grupo le tocaría qué actividad para tener así una mayor organización, en lugar que cada uno fuera simultáneamente a lo que le interesaba, pues no solo no había botes suficientes para ello en los deportes acuáticos, sino que también sería más difícil ubicarnos y controlarlos para los profesores. Así, a mí me tocó estar en un grupo que descansaría en tierra su primer turno, probaría un deporte acuático en el segundo, y tomaría el paseo en el tercero.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPzPhnM4SnV55SS8Q6xeP7yPXPm9BKXnrk3uq5AYzUwTBuYwojAUhFYYhXhvBX-EJ-rxkLupEWfCroHLLhngiqYZhW1v_EK3J261dG-HXM5eVq3K2OizmgmcPqnhegfmDZhBN5ScoB3KOC/s320/IMG_6686.jpg)
Durante nuestro primer turno en tierra, es cierto que se debe admitir que nos dejamos caer en el relajo y practicamos mucha "actividad" como tal. Originalmente íbamos a jugar voley, pero primero la pelota salió fuera de terreno del lodge, y la segunda pelota que fue conseguida para reemplazarla era demasiado dura, por lo que cuando vario de los integrantes del grupo comenzaron a sentir dolor o fastidio en sus muñecas y dedos, decidimos parar. Pasamos este turno jugando pequeños minijuegos que el local también ofrecía, como "sapito"; nos divertimos mucho en este momento, pues a pesar de mi grupo no tratarse del grupo de personas con el que usualmente comparto en el colegio, sí existía un sentimiento de cercanía entre nosotros, aquello me permitió apreciar la decisión de formarnos en grupos aleatorios, pues pude percatarme mejor que nunca el vínculo que se ha formado dentro de nuestro salón de bachillerato. Llegó así el momento de pasar a nuestro siguiente turno, donde nos tocaba dirigirnos a los deportes acuáticos. Usualmente no me interesa mucho probar deportes nuevos, pero creo que los factores de habernos centrado en esfuerzo y trabajo los anteriores días, estar de buen ánimo por lo mucho que nos divertimos el momento anterior, y el fuerte calor que sentía, se combinaron para influir en mi estado de ánimo, ya que me encontré increíblemente emocionada por comenzar.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhv1hsKBs9vBmlr3MJb3mUSSgphBx7Igimds2BIQLO1uc6mvrdY2CLe1njWfxpsUANM0d2j8QuhQEKjd11ZB0C20I6J57FFd_JVIzAy-X8YECtGDiwem38-gxxYgUBlEfQyafTgZ9qoeZhW/s320/IMG_6685.jpg)
Había dos opciones de deporte en las cuales podías participar. La primera de ellas era kayak, y la segunda, un deporte que hasta el momento era desconocido para mi llamado paddle, ambos conllevaban el estar en balsas y remar para dirigir la pequeña embarcación hacia donde tu desearas; con la única diferencia que el paddle requería un poco más de habilidad, puesto que se realizaba estando uno de pie, mientras que para el kayak se iba sentado. A pesar que fue interesante conocer el paddle como un deporte nuevo, opté por kayak sin pensarlo dos veces, puesto que reconozco que no tengo un muy buen equilibrio corporal, y temía que caerme constantemente podría arruinar la experiencia para mí. Hacer kayak fue una buena decisión, pues encontré el deporte muy entretenido, direccionar me costó muy poco, pues me desviaba seguido, pero me di cuenta que era porque no estaba cambiando de mano al remar lo suficientemente rápido. La coordinación a velocidad tampoco es uno de mis fuertes, pero verdaderamente me esforcé en poder remar bien, y siento que al poco rato ya le había agarrado el truco. Así, pude desplazarme de un lado a otro del pequeño espacio en el que teníamos permitido remar (pues más lejos la corriente se tornaba más fuerte) y alcanzar a mis compañeros, ágilmente compensando mi demora inicial. Llegó un momento en el cual nuestro instructor se ofreció a enseñarnos cómo tirarnos del kayak de forma segura, y después retornar al mismo. Como hacía demasiado calor, decidí intentarlo también. El problema surgió al intentar regresar al kayak, donde por más que tuve varios intentos seguidos, no conseguía poner suficiente fuerza en mis brazos para impulsarme de nuevo a su interior. Una solución creativa para esta situación fue hacer un intercambio con una de mis compañeras, quien hacia paddle; ella tomó mi lugar en el kayak, y yo usé su paddle para nadar hasta la orilla, usándolo a modo de tabla. Definitivamente me quedé pensando acerca de cómo en verdad mis aptitudes físicas no son las mejores, y he decidido como plan a futuro encontrar la manera de revertir esto.
El tercer momento consistió en una caminata por la parte frondosa del lugar, como ya he mencionado. Durante el camino de ida, un grupo de compañeras y yo nos quedamos atrás, pero decidimos llamar a nuestros compañeros y seguir sus voces como una manera creativa de encontrarlos. La idea en efecto funcionó y pudimos rápidamente encontrarnos con el grupo. El destino al que llegamos fue muy interesante, se trataba de una especie de área de descanso llena de colchonetas y con sus muros decorados con más ejemplos de arte alucinóngena. Me sorprendió de una manera muy positiva el evidenciar como esta manifestación cultural es visible en variados lugares, demostranto una fuerte relevancia para la interculturalidad selvática. Este lugar contaba con un bonito puente también, donde se nos dio permiso de tomarnos fotos. Como el lugar era muy bonito, todos en mi grupo decidieron fotografiar este lugar, pero sin acercarse mucho al borde para evitar el riesgo de caer.
Tras realizar las actividades acuáticas regresamos al hotel, donde nos preparamos de una vez para regresar a Lima de una vez. El hotel amablemente nos invitó unos snacks tradicionales selváticos para probar antes de irnos. Sin embargo, antes de ello había una última cosa que hacer: plantamos dos pequeños árboles en el jardín del hotel, para que crecieran y se mantuvieran allí por muchos años más, como una especie de legado que dejamos hacia la ciudad que acabamos de visitar. Yo pude ayudar de manera directa a plantar el segundo de aquellos árboles, algo que me hizo sentir muy alegre, puesto que no solo sentí que estaba compensando aun más la ineficiencia que presenté en el primer momento del viaje, sino que también me encantó la idea de poder dejar una pequeña marca de nuestro trabajo en el lugar.
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